Mis queridos hermanos y hermanas:
La paz y el amor de Jesús, el Buen Pastor esté con ustedes y sus familias.
Ciertamente que son días difíciles en que tenemos que cuidarnos unos a otros. Esto exige un gran esfuerzo, más aún en lo espiritual, pues no podremos reunirnos como asamblea orante como lo hacemos cada día y sobre todo, el fin de semana. Aunque nuestro arzobispo nos ha dispensado del precepto dominical, invitándonos a la comunión espiritual para sentir fuertemente el deseo de recibir a Jesús en el corazón, no es una situación fácil ni menos querida, pero las circunstancias así lo exigen. El Señor ha permitido que esta cuarentena suceda justo en cuaresma. Este es un verdadero tiempo de penitencia, ayuno y limosna. Penitencia que podrá ser el tener que recluirnos en casa y no salir para evitar posibles contagios; ayuno, especialmente de la Eucaristía y del encuentro fraternal con la comunidad. Y limosna, la caridad vivida especialmente con los más necesitados y con quienes nos rodean.
Si bien es un momento difícil y especial, es también un tiempo de gracia. Creo que Dios ha permitido esta pandemia para ayudarnos a volver nuestra mirada hacia Él y hacia nuestros hermanos. Es tiempo para aprovechar de rezar y compartir en familia e incluso de celebrar (para ello se ha dispuesto un material especial y muy sencillo que lo pueden obtener en www.iglesiadesantiago.cl). Además, pueden seguir las celebraciones que se ofrecen por las distintas redes sociales y a diferentes horas en las demás parroquias de la zona. En nuestra parroquia, la celebración diaria de la Eucaristía es a las 20:00 hrs. y se transmite vía Instagram en @mariamadredemisericordia. También está el listado de las distintas celebraciones en iglesiadesantiago.cl. Este puede ser un valioso tiempo de compartir, conversar, orar y celebrar en familia; sin olvidar de hacerlo por la comunidad, en especial por los que están enfermos en sus casas, en los centros de salud y por aquellos que los tratan y cuidan.
Por mi parte, estaré en la parroquia para lo que necesiten y también podemos comunicarnos por correo y los otros medios disponibles. Ante cualquier consulta, no duden en hacerla y oremos unos por otros para que María Madre de Misericordia nos cuide y proteja. Haciendo eco de la invitación del papa Francisco, los invito a rezar juntos:
Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
Confiamos en ti, Salud de los enfermos, que junto a la cruz te asociaste al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.
Tú, salvación del pueblo, sabes lo que necesitamos y estamos seguros que proveerás para que como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos Madre del Divino amor a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que nos diga Jesús que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y se ha cargado con nuestros dolores para llevarnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. AMÉN
Que Dios los cuide y proteja en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
AMÉN
Con cariño y esperanza su párroco
Pbro. Rodrigo Domínguez W.